Las organizaciones como las personas tienen vida propia y entre más se acepte las etapas de vida de la empresa, más se puede ayudarla a ser libre e independiente y por lo tanto más exitosa.
Desde el inicio como empresario el emprendedor arranca tomando personalmente todas las decisiones del negocio, a medida que este va creciendo, se da cuenta que no es posible estar absolutamente en todo por lo que este crecimiento natural empieza a exigir un orden y gestión distinta en la empresa, toma relevancia el identificar quién hace qué, cómo involucrarse mejor y quiénes pueden tomar decisiones en los distintos aspectos de la operación.
En este periodo de paso de una etapa a otra se debe definir claramente cómo se toman y ejecutan las decisiones y dar respuesta a preguntas como: ¿Quién dirige? ¿Quién cumple las órdenes? ¿Cómo se comunican las órdenes o decisiones? ¿Quién evalúa la gestión gerencial? ¿Cómo innovamos? ¿Cuándo diversificamos? ¿Dónde se gestionan los conflictos? ¿Quién controla los procesos?... cuando la empresa tiene una respuesta formal a estas preguntas, está sentando las bases de su gobierno corporativo.
Toda empresa sin importar su tamaño ni giro del negocio tiene gobierno corporativo, es decir, todas definen y aplican alguna forma de gobernanza, lo que las diferencia es la calidad de esta porque buena o mala influirá en la forma en cómo es llevado el crecimiento de la empresa.
En London Consulting Group identificamos primero la etapa de crecimiento en la que se encuentra la empresa para poder entenderla, definir, consolidar y formalizar en conjunto con ella los órganos de gobierno que la acompañarán en el proceso de institucionalización.
Por esta razón, tener juntas directivas con visión y conocimiento sobre la realidad del ambiente empresarial sin descuidar el control operativo contribuye a la formulación de estrategias congruentes acorde a los retos de un mundo más competitivo, liderar el cambio y potenciar la gestión empresarial que se verá reflejado en un crecimiento ordenado.