“Un mal plan es mejor que ningún plan”, reza un viejo dicho del ajedrez. Hoy en día, es una lección que muchas empresas necesitan saber.
Cada acción que tomamos y cada paso, resultado de nuestras decisiones, desemboca en reacciones que a veces son impredecibles, pero que en cada situación deberían estar evaluadas, de modo que el porvenir de nuestras actividades no sea un juego de azar sino una jugada de ajedrez.
En esto último consiste la Planeación Estratégica. Se trata de un proceso a través del cual una empresa define el lugar que quiere ocupar en el futuro, tomando en cuenta sus líneas de acción y sobre todo, los objetivos que deberá alcanzar para manufacturar un sueño a partir de una realidad concreta.
London Consulting Group, a través de su trayectoria en grandes organizaciones de América Latina, hemos llegado a la conclusión de que el papel que juega la Planeación Estratégica en el éxito, desarrollo, crecimiento e incluso expansión de cualquier empresa es crucial. Sin embargo, son muy pocas las empresas que logran ejecutar la estrategia que idearon y es difícil mantener la disciplina necesaria para hacer realidad todos los planes que se dejan en papel al momento de dar una dirección a sus actividades.
Nadie puede hacer todo, pero todos podemos hacer algo
Es sabido que hay varias organizaciones medianas y grandes que no cuentan con una Planeación Estratégica; también observamos empresas pequeñas que no saben que la necesitan. La presencia de una estrategia basada en visiones a largo plazo pero expresada en objetivos claros, que se adapte a las necesidades del entorno y que sea comprendida por todos los colaboradores genera por sí misma un ambiente en el cual cada miembro trabaja en una sola dirección y bajo un mismo propósito. Como se dice en las empresas desde el cambio de paradigma laboral: “nadie puede hacer todo, pero todos podemos hacer algo”. Falta, muchas veces, establecer qué es ese “algo”.
Sin un plan fijo, cada persona hace lo que cree que es mejor hacer, lo cual es natural, pero esto en ningún caso garantiza el éxito. Por el contrario, el ánimo sin dirección puede resultar contraproducente, ya que, inevitablemente empezarán a brotar efectos negativos como el desánimo para llegar a resultados, la falta de orden y disciplina, la deficiencia en el liderazgo o comunicación y sobre todo, emerge el riesgo de perder la capacidad de reinventarse de manera ordenada. Los cambios sin un plan generan “inoculado” contra el cambio y comienza el temor.
Mirar al ayer para crear el mañana
La Planeación Estratégica debe de ser un proceso que incluya una metodología práctica. Misma que sea entendible para todos los niveles de la organización y no sólo para la dirección. Así, las gerencias tienen claro el rumbo de la empresa. Los mandos medios conocen perfectamente sus objetivos anuales y el equipo operativo sabe si se logró o no el número proyectado día con día. A través de este método encontramos mayor empoderamiento sobre los retos diarios, puesto que comenzamos a ver lo que antes era rutinario como una oportunidad, como una motivación o una promesa a futuro.
En London Consulting Group facilitamos espacios que permiten aprovechar la inteligencia colectiva y el poder de colaboración. En estos foros los equipos desarrollan ideas nuevas, procesos novedosos, capacidades y compromisos para comprometerse con un gran sueño.
Durante el ejercicio de planeación estratégica, se realiza un análisis del pasado: entendemos las variables internas y externas que han impulsado o frenado a la organización a lo largo de su historia. Por otro lado, sabemos que la mejor forma de entender mal al presente es mirarlo con los ojos del ayer. Posteriormente, enfocamos los esfuerzos en nuestras habilidades para adoptar un futuro distinto: se avanza a la etapa de la prospectiva y del diseño para el futuro; en la cual se replantea la visión, los objetivos y acciones a seguir para alcanzar el objetivo deseado.
Nuestra forma de trabajo es anticiparnos al futuro implementando acciones concretas en el presente.
La Planeación Estratégica, tal y como lo concebimos en London Consulting Group, se trata de acompañar a nuestros clientes a comprometerse con la grandeza (sea lo que sea que signifique “grandeza” para cada uno de ellos) rompiendo la zona de confort para transformar su entorno y re-pensar su organización continuamente para ser competitivo en el mercado y dejar huella.
El resultado no se trata de un documento final de ningún modo: se trata de un entre los retos que vemos en el futuro y las oportunidades que enfrentamos en el presente.
Sin lugar a dudas este ejercicio imaginativo pensado desde y para la realidad es un esencial para la operación. Después de todo, como lo decía Alan Kay: “la mejor manera de predecir el futuro es inventándolo”.
Fuente: 5 días